Los padres queremos que nuestros hijos sean educados, disciplinados y que respeten unos límites. Sin embargo, los niños no pueden hacerlo por ciencia infusa. Somos nosotros los encargados de hacerles entender que hay unas normas que cumplir y explicarles cuáles son.
En ocasiones, creemos que estamos educando a nuestros hijos en la disciplina, pero los niños muestran falta de respeto, mal comportamiento y desobediencia, entonces, ¿dónde fallamos? Hay varios errores que cometemos en el camino, ¿en cuántos te reconoces?
Errores de los padres ante el mal comportamiento de los hijos
1- Educamos en negativo: a lo largo del día podemos decir la palabra ‘no’ más de 80 veces. ‘No pegues a tu hermano, no cojas eso, no veas la televisión, no hables con la boca llena, no, no, no…’ Son tantas las veces, que nuestros hijos generan una especie de inmunidad y no hace ningún efecto. Los psicólogos nos recomiendan educar con el refuerzo positivo, es decir, cambiar el mensaje anterior por ‘trata bien a tu hermano, puedes coger esa otra cosa, ¿leemos un rato?…’.
2- Damos órdenes vagas: el consabido ‘pórtate bien’ o ‘tienes que ser bueno’ no les aporta información ninguna a los niños. Deberíamos ser más concretos y especificar qué esperamos de ellos. Como por ejemplo: ‘en la biblioteca hay que hablar bajito’ o ‘tenemos que hacer la fila para poder entrar’.
3- Perdemos la paciencia y terminamos gritando o siendo severos en situaciones que no exigen tanta autoridad. Es más efectivo controlar las emociones y contar hasta diez y emplear la firmeza y la seguridad. Los gritos, aunque nos desahoguen o descarguen tensión sólo provocan que el niño actúe con violencia y reproduzca los gritos.
4- No ser un ejemplo: los niños son más listos y observadores de lo que nos imaginamos. Cada gesto o palabra es asimilado por unos pequeños ojos que no pierden ningún detalle incluso aunque no miren. Si nosotros no seguimos las normas, somos irrespetuosos o indisciplinados, ellos replicarán la conducta.
5- No dar explicaciones: hay una típica frase de madre que termina con el ‘porque lo digo yo y punto’. La utilizamos cuando estamos demasiado cansadas o cuando nos hemos quedado sin argumentos. Sin embargo, para que nuestros hijos actúen dentro de los límites, hemos de explicarles cuáles son y por qué han de comportarse de una determinada manera.
Pequelandia León