Problemas con la comida en niños de un año

abril 29, 2019

Lo normal es que las primeras veces que el niño come solo lo ponga todo perdido y que le cueste aceptar alimentos nuevos, como las temidas verduras.

Con cariño, respeto y un poco de paciencia, podemos enseñarles a comer de todo.

Al cumplir un año, los niños empiezan a complementar la leche con otros alimentos que no siempre son de su agrado. En muchas familias, con la introducción de los sólidos la hora de la comida se convierte en una lucha diaria.

Para que el cambio no sea tan duro, podemos utilizar trucos como cortar las comidas sólidas en pequeños trocitos, dosificar las verduras y dejarles tomar algunos alimentos con las manos. Estos son algunos de los principales problemas que tienen algunos padres.

  1. Solo quiere pasta

Es sana y nutritiva, pero no se puede vivir solo a base de pasta, sobre todo si se acompaña con ningún otro alimento.

Puede ser un plato sano y equilibrado si la toman con tomate, ese simpático vegetal que no se sabe muy bien si es fruta o verdura, así que vale por las dos. También puede combinarse con carne picada.

 2. Solo come triturados y potitos

Si el niño se pone a llorar desconsoladamente cuando tiene delante un plato de comida sin triturar, por ejemplo, unos macarrones, o unos guisantes o pollo cortado en pequeños trocitos podemos triturárselo sin problema. Solo tardaremos unos minutos en preparárselo y la comida le alimentará igual.

Pero si le ponemos la comida entera y simplemente no come (pero tampoco se queja), entonces es que no tiene hambre y punto. No es aconsejable triturarles los alimentos para obligarles a comer cuando realmente no tienen apetito.

 3. No acepta ningún tipo de verdura

La verdura es uno de los alimentos nuevos que menos éxito tiene entre nuestros hijos.Es casi toda agua y tiene muy poco alimento. Los niños tienen el estómago pequeño y, si lo llenasen de verdura, luego no podrían comer otras cosas. Por eso, los alimentos que sí les gustan a casi todos son los que ‘engordan’, los que tienen muchas calorías en poco volumen: pasta, arroz, pan, galletas, leche, natillas, chocolate o patatas fritas.Los alimentos pobres en calorías (fruta, sopa o verduras) suelen tener muy poco éxito.

Algunos niños se comen de tarde en tarde un trozo de lechuga, una rodaja de pepino o la salsa de tomate de los macarrones. Estas son las cantidades que toma un niño de esta edad cuando admite la verdura. Los guisantes, como llevan más calorías, los aceptan mejor (esto es, cinco o seis unidades).

 4. Se niega a probar nuevos alimentos

La mayoría de los niños a esta edad no quieren probar nuevos alimentos. Es una conducta totalmente normal, y tan extendida, que los médicos la llaman ‘neofobia’: odio a lo nuevo. Tarde o temprano, los hijos van comiendo aquello que ven comer a sus padres (y a los amigos). Unos lo hacen antes y otros después.

 5. Tarda mil años en terminar el plato

Para saber si el niño come muy despacio o realmente ya ha terminado, hay que quitarle el plato y preguntarle si ha acabado. Si, efectivamente, se va a jugar más contento que unas castañuelas, es que ya había acabado. Si, por el contrario, nos hace entender que aún no está lleno, podemos dejarle cerca el plato y continuar al cabo de media hora. Al fin y al cabo, si es él quien come despacio porque quiere y le gusta, ¿qué daño hace?

 6. Cuando come solo lo pone todo perdido

Nadie nace enseñado y las primeras veces que un niño come solo, lo normal es que lo ponga todo perdido. No es preocupante, basta con dejarle que se ponga perdido y coma a gusto. Cuando termine, ya limpiaremos el suelo, el niño o ambas cosas.

 7. Va a cumplir dos años y no deja el biberón

Muchos expertos en nutrición recomiendan que, al cumplir el año, los niños dejen de usar biberón para que tomen menos leche. No siempre es fácil:

  • Si le ponemos al pequeño un vaso de leche delante y se pone a llorar o se niega a comer, es preferible que siga tomando el biberón a que se quede con hambre. Tarde o temprano, todos los niños dejan el biberón, y cada uno tiene su ritmo.
  • Por el contrario, si el niño mira curioso el vaso de leche y bebe un poco, aunque sea solo un sorbito, ya habremos conseguido nuestro objetivo. Poco a poco, el pequeño se acostumbrará a beber en vaso y empezará a complementar la leche con otros alimentos.
8. Mi hijo de 18 meses come poquísimo

Cada niño necesita una cantidad distinta. Y es muy arriesgado fijar una cifra porque comer más de lo necesario es casi tan peligroso como comer menos. Tiene que comer la cantidad exacta. Por suerte, los niños sí lo saben. Por eso, para no cometer errores, lo mejor es dejar que coman lo que quieran.

Si el niño pierde peso, debemos llevarlo al pediatra porque podría estar enfermo. Si su peso es normal, es que ha comido normal. Aunque para muchas madres, los niños siempre comen ‘poquísimo’ , lo cierto es que la cantidad diaria que necesitan es muy inferior a la que imaginamos.

 

Escuela Infantil Pequelandia

Guardería y preescolar en León.

Fuente : Dr. Carlos González para la revista serpadres.es

 

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