Pautas cuando los mocos y las flemas de los niños son un problema en un resfriado o gripe
No es para nada extraño que bebés y niños tengan mocos y flemas de manera constante; y no tiene por qué significar que nuestro pequeño esté enfermo o ‘malito’. Es muy común escuchar a los padres decir que los mocos y las flemas de los niños solo desaparecen durante la época estival y que son una batalla durante todo el año. ¿Tú también tienes esa sensación?
A continuación te damos una serie de consejos para aliviar la mucosidad y congestión de tus hijos. Pero antes, nos gustaría recomendarte que, ante cualquier duda o si los síntomas se mantienen mucho tiempo o se agravan, debemos llevar al niño o niña a la consulta del pediatra.
Cómo hacer desaparecer los mocos y flemas de los niños
Cuando hablamos de mocos nos referimos a secreciones que se producen por la inflamación de las vías respiratorias altas y la nariz, a menudo por catarros, resfriados, gripes o alergia. En realidad la mucosidad es un mecanismo de defensa para el organismo del niño, fortaleciendo su sistema inmunitario y limpiando las vías aéreas de gérmenes.
Aun así, a pesar de su importante función, cuando la mucosidad es excesiva, el niño va a estar muy incómodo (insomnio, falta de apetito, fatiga, sensación de ahogo, vómitos…) y si la congestión o lss flemas se prolonga en el tiempo puede producir complicaciones como la otitis o bronquitis; por eso es importante tratar de eliminarla, o al menos que no llegue al punto de ser excesiva. Ahí es donde los adultos podemos ayudarles.
Si tras la visita al pediatra no se detecta ningún tipo de complicación asociada, os damos unas pautas muy importantes para mantener la mucosidad controlada.
Consejos para aliviar la mucosidad por resfriado o gripe infantil
Los siguientes consejos te ayudarán a mejorar algunas de las molestias más habituales cuando los niños tienen una gripe o catarro: congestión por mocos y flemas. Recuerda que tu pediatra te ayudará a resolver todas tus dudas.
– Hidratación
En el caso de los bebés se aconseja la lactancia materna a demanda, el cuerpo de la madre se irá ajustando a las necesidades del bebé. En el caso de los niños más mayores, aunque no se ha podido demostrar que la hidratación esté relacionada con la fluidez de los mocos, al estar congestionados respiran por la nariz y tienen reseca la garganta, siendo una herramienta para aliviarles.
Además, ingiriendo líquidos también se tragan las flemas, disminuyendo el riesgo de complicaciones asociadas. Aparte de esto, mantener la hidratación es muy importante ya que a menudo pierden el apetito y tienden a vomitar.
– Ambiente ventilado y húmedo
Ventilar su habitación, evitar el humo del tabaco en su entorno, sacar al niño a tomar el sol y el aire puro. Si el niño lo tolera, es aconsejable utilizar un humidificador en su habitación, manteniendo una limpieza diaria para evitar la formación de hongos en la misma.
– Lavados nasales con suero fisiológico
El suero fisiológico descongestiona la nariz y las fosas nasales, disolviendo el moco acumulado en la garganta y llevándolo hacia fuera. Es importante mantener una buena higiene en los aspiradores nasales ya que no son desechables y acumulan virus y bacterias.
En el caso de que el bebé o niño sea pequeño y no sepa escupir las flemas, podemos ayudarle a eliminarlas introduciendo una gasa con nuestro dedo en la boca; la flema se pegará a la gasa y será más fácil quitarla.
– Mantener posturas que disminuyan la sensación de ahogo
Mantén a tu hijo semiincorporado tanto si está despierto como si está dormido para reducir las dificultades para respirar debido al exceso de moco y flema. El porteo ergonómico puede serte de gran ayuda al respecto; mantiene al bebé erguido y puedes controlar su respiración de cerca.
– Acudir a un fisioterapeuta especialista en la materia
Para que con diferentes técnicas (manuales o instrumentales) alivie la mucosidad del niño y nos enseñe técnicas que podamos hacer los adultos en casa. En cualquier caso, las palmaditas o masajes en la espalda, que hasta hace poco se recomendaban para aliviar los mocos y las flemas, han quedado algo obsoletas, ya que se ha comprobado científicamente que no tienen resultados óptimos e incluso, en algunas ocasiones, se han observado efectos adversos.
Esta especialidad de la fisioterapia, también ayuda en el tratamiento de bronquiolitis, bronquitis o incluso en niños asmáticos.
Otras pautas a recordar si tu hijo tiene muchos mocos y flemas
En caso de que tu hijo o hija tenga muchos mocos y flemas, también es necesario tener en cuenta las siguientes pautas, sobre todo si el pequeño tiene un resfriado o gripe. Acudimos a la Guía Práctica de Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria.
– Recuerda acudir al pediatra cuando, además de mocos, el niño tiene fiebre superior a 38,5 ºC o dura más de tres días. También si está muy decaído, tiene dolor de oídos, le cuesta mucho tragar por el dolor de garganta, vomita debido a la tos o no puede dormir por la noche por esta, si los mocos duran más de 8-10 días, si tiene dificultad para respirar, etc.
– Debemos extremar las medidas de higiene para prevenir el contagio al resto de la familia. Para ello, lo mejor es limpiar a los niños los mocos con pañuelos desechables (de un solo uso). También es importante lavarnos las manos nosotros y lavárselas a nuestro hijo que está enfermo.
– A veces, debido a la gran cantidad de mocos de los niños, se les puede resecar la piel de la zona de debajo de la nariz (que tiende a ponerse roja). Para evitar las molestias, se puede poner crema (indicada para la piel de los niños) o vaselina pura. En tu farmacia o tu pediatra te podrá orientar.
– Ante la fiebre, debemos recordar que no siempre es necesario dar antitérmicos o tratar de bajarla por todos los medios. Si tu hijo no tiene molestia, no está decaído o la temperatura no es muy alta, no debemos preocuparnos en exceso (si bien siempre hay que vigilar que no suba su temperatura corporal). En ocasiones, con refrescar el ambiente y quitarle alguna prenda de abrigo es suficiente.
Si el niño siente molestia, podemos aplicar paños húmedos en agua tibia o dar paracetamol (siempre siguiendo las recomendaciones que te dé el pediatra de tu hijo). Se debe tener cuidado con bañar a los niños en agua fresca para bajarles la fiebre, pues debemos evitar una bajada brusca de la temperatura (puede haber un efecto rebote).
Y, una vez más, te recomendamos que lleves a los niños al pediatra si tienes dudas sobre si la mucosidad que arrastra en los últimos días es algo normal o es el síntoma de alguna enfermedad que requiere un seguimiento. El pediatra es el profesional indicado para acompañarte en el cuidado de la salud de tu hijo y el establecimiento de hábitos saludables desde su nacimiento.
Fuente : Portal guiainfantil.com
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