Los bebés comen en relación a su tamaño, mucho más que los adultos. Por este motivo, en el proceso de hacerse adultos, tarde o temprano, empiezan a comer menos. El motivo de este cambio alrededor del primer año de vida es la disminución de la velocidad de crecimiento. Algunos niños dejan de comer a los nueve meses y otros esperan hasta el año y medio o los dos años. Durante el primer año, los bebés engordan y crecen más rápidamente que en ninguna otra época de su vida extrauterina.
Qué hacer cuando el niño no quiere comer
Durante el segundo año, en cambio, el crecimiento es mucho más lento: unos 9 cm de alto y un par de kilos. Según los cálculos de los expertos, los niños de año y medio comen un poquito más que los de nueve meses y los padres, que no están informados de este hecho, piensan que si con un año su bebé come tanto, con dos comerá el doble. El resultado es un conflicto es inevitable y violento entre los padres y el niño.
¿Hasta cuándo siguen los niños sin comer?
Se come por necesidad, no por obligación
El hambre, que es la normal demanda del alimento, es diferente al apetito que es el normal deseo de satisfacer el gusto. La conducta alimenticia de los niños necesita una guía desde que son pequeños y nadie mejor que la madre o el padre para valorar este hecho de gran importancia en el crecimiento físico y emocional de su hijo.
La conducta alimenticia de los niños
Los padres pueden hacer mucho por educar correctamente a sus hijos en sus hábitos alimenticios, en su forma de comer, en su manera de demandar el alimento y en la percepción que tienen de la comida.
1. Crea un ambiente agradable. La hora de la comida debe ser agradable y necesaria para el niño. Evita que la comida esté condicionada al castigo, si no concluye el plato.
2. Cambia su percepción de la cantidad de comida. Sirve a tu hijo la cantidad de comida que necesita en función de su edad en el plato más grande. De este modo, percibirá que hay poca cantidad de comida dentro de su plato.
3. Fomenta su autonomía. Puede motivarle poner la mesa, dejar que él mismo se sirva y que decida y tenga autonomía sobre sus gustos alimenticios.
4. Enséñale a comer en familia. Siempre que puedas permítele que coma en familia para que se apropie de los hábitos alimenticios de los adultos, asimilando la conducta y los modelos de la familia.
5. Fomenta la alimentación equilibrada. Permitirle escoger su menú puede influir en el éxito o en el fracaso de su alimentación. El éxito significa que el niño debe probar una variada cantidad de alimentos saludables para ir acostumbrando su paladar a distintos sabores.
6. Evita complacencias y exquisiteces. La hora de la comida tiene un lugar, un tiempo y un fin claro y necesario.
7. Ofrécele sólo lo que necesita. No pretendas que el niño coma la misma cantidad de alimento que vosotros. Deje que él decida y coma la cantidad de comida que necesita para satisfacer su hambre y desarrollar de forma sana sus gustos.
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Fuente:Artículo publicado en guiainfantil.com