3 años, la edad de las pesadillas

noviembre 04, 2019

Ahora es frecuente que el niño se despierte en mitad de la noche llorando. Ha tenido un mal sueño y quiere ser consolado. ¿Por qué se originan las pesadillas? ¿Y cómo afrontarlas?

Una pesadilla es un sueño en el que algo asusta al niño. Por eso se despierta llorando y reclama vuestra presencia. Algunos pequeños dicen palabras que revelan su pánico, y también es posible verlo en su rostro.

Las pesadillas se presentan generalmente en la segunda mitad de la noche, durante la fase del sueño REM (el sueño activo). Esta fase prevalece en el sueño del niño y va disminuyendo con la edad, por eso las pesadillas son más habituales en los primeros años.

Motivos para las pesadillas

Se deben, entre otros factores, a que el pequeño aprende a diario multitud de conceptos y habilidades, ya que es muy activo, pregunta, juega, corre, habla y lo absorbe todo. Esta avalancha de impresiones y vivencias no la puede asimilar al momento y lo hace durante el sueño, que por ello se vuelve más intranquilo.

Además, a esta edad el niño tiene una gran imaginación, pero aún no distingue entre fantasía y realidad, y esto también aumenta su miedo. Para él los monstruos existen de verdad, igual que los dinosaurios. Y puede pensar que, como la aspiradora se lo lleva todo, tal y como le dicen sus papás, también podría llevárselo a él. Así, las pesadillas actúan también como vía de escape en las experiencias que le han impresionado, como una pelea en el cole, el encuentro con un perro, etc. Son motivos para tener malos sueños

¿Pesadillas o terrores nocturnos?

Hay que diferenciar entre pesadillas y terrores nocturnos. En éstos, el niño está aterrorizado, confuso, se sienta en la cama, abre los ojos y parece despierto, aunque sigue dormido. Duran unos 10 minutos, en los que no se calma aunque estés con él, y al día siguiente no recuerda nada. Se relacionan con la inmadurez cerebral y, a veces, con el agotamiento, igual que las pesadillas. En éstas, el niño sí se calma si acudes a su lado y le hablas serenamente. Dile que tuvo un mal sueño, que ya pasó. Esto suele ser suficiente. La parte más difícil viene después: el pequeño teme volver a dormir e intenta evitarlo, buscando excusas. O te pide que le lleves a tu cama. Puedes actuar como tú creas conveniente. Si decides acostarle en tu cama, no hay nada malo en ello: si vuelve a tener un mal sueño se calmará rápidamente. O quizá prefieras poner un colchón en su habitación y dormir junto a él el resto de la noche. O quedarte hasta que se duerma y volver a tu dormitorio. En cualquier caso, esta etapa es pasajera y tarde o temprano, los malos sueños dejarán de molestarle.

Ayudas extra eficaces

• Lee con él algún cuento relacionado con su miedo, como ¿No duermes, osito?, Ed. Kókinos.
• Déjale jugar con plastilina. Es un excelente medio para  que exprese sus emociones más escondidas.
• Dile que dibuje su  mal sueño.
• Procura que no vea dibujos con escenas violentas y dramáticas.
• Mantén un ritmo en el día a día de comidas y sueño y ponle límites. El niño que aprende normas suele ser más fácil de llevar por la noche.

Niños y niñas, hay diferencias

En la propensión a sufrir pesadillas influye el sexo. Las niñas las tienen tres veces más que los niños, aunque no se ha descubierto cuál es la razón.

Escuela Infantil Pequelandia en León

Fuente : Crecer feliz

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