La mayoría de los niños tienen pesadillas. Los padres nos preocupamos por estos episodios pero hasta los seis años son normales. Son un hito en el desarrollo del niño, relacionado con el desarrollo de la imaginación y los miedos. Seguro que la primera vez os asustaréis pero pronto descubriréis que el niño se suele calmar en cuanto llegamos a su cuarto.
Una pesadilla es “una vivencia desagradable y angustiante que hace despertar al individuo. El contenido de las pesadillas depende del momento del desarrollo del niño. Se especula mucho sobre este contenido antes de aparecer el lenguaje verbal. Los lactantes tienen pesadillas relacionadas con la separación de sus padres, en los preescolares aparecen los monstruos imaginarios y en los escolares se incluyen los peligros reales y la muerte”, nos explica Augusto Quevedo Vélez en su estudio «Trastornos del sueño más frecuentes en los niños».
Estos episodios suelen ocurrir con mayor frecuencia en la segunda mitad de la noche. El niño se despierta de repente angustiado pero recuerda perfectamente los detalles del sueño. Normalmente hay que calmar al pequeño para que se duerma. Los niños suelen recordar la pesadilla al día siguiente y nos la pueden contar.
¿Pesadilla o terror nocturno?
Los padres tenemos que distinguir las pesadillas de los terrores nocturnos. Estos últimos suelen darse cuando el niño está profundamente dormido, por lo que suelen tener lugar en el primer tercio de la noche. Normalmente el pequeño no reaccionará ante la llegada de los padres a la habitación. Aunque tenga los ojos abiertos o esté incorporado en su cama, no es consciente de la realidad. Suele ir acompañado de gritos, llanto y gesticulación y el episodio puede durar entre 10 y 30 minutos. Los intentos por despertar al niño son infructuosos. Al día siguiente los niños no suelen ser capaces de recordar el episodio.
Los especialistas creen que las pesadillas normalmente no se asocian con problemas de conducta o vivencias desagradables pero hay que estar atentos. Una de las causas puede ser que nuestros hijos no duerman lo suficiente. Otra es que los niños puedan estar viviendo alguna situación de estrés o ansiedad después de situaciones traumáticas como una operación quirúrgica. Incluso pueden surgir después de ver algún episodio violento en televisión o videojuegos.
La causa de los terrores nocturnos se desconoce pero como las pesadillas suelen ir desapareciendo poco a poco. Sobre los seis años la mayoría de los pequeños dejarán normalmente de sufrir estos episodios.
Consejos para consolar a nuestro hijo después de una pesadilla
Los padres tenemos siempre que consolar a nuestro hijo. No podemos dejarle solo porque aumentaría su angustia. En el momento del episodio se debe tranquilizar al niño, explicarle que solo ha sido un mal sueño y que ya ha terminado. Si no se tranquiliza, nos tenemos que quedar con él en su habitación hasta que se le pase. Os vamos a dar 4 consejos prácticos para consolar a vuestro hijo después de una pesadilla.
1. Sentarse en su cama o al lado
Si nuestro hijo ha sufrido una pesadilla, lo mejor para calmarle es sentarnos en la cama junto a él.Nuestra cercanía le dará seguridad. Le tenemos que explicar con tranquilidad que no ha sido real y mantener la calma en todo momento.
2. Hablar con él
Cuando ya se haya tranquilizado puedes sentarse en una silla al lado de su cama hasta que se duerma. Seguirá notando tu presencia y se irá poco a poco durmiendo. Antes de marcharte sigue hablándole con voz tranquila y reconfortante y verás como el niño se irá quedando dormido.
3. Recordar el episodio al día siguiente
Lo mejor es hablar del episodio al día siguiente. Después de la pesadilla solo debemos concentrarnos en tranquilizarle. Pero al día siguiente podemos pedirle que nos cuente lo que recuerda. Tenemos que dejarle claro que la pesadilla no se va a hacer realidad y ha sido solo un sueño. Una buena idea es hacer que dibujen una imagen de su pesadilla y luego que la rompan en pedazos. También podemos inventar entre los dos un final feliz a la pesadilla.
4. Intentar descubrir la causa
Si estos episodios se repiten con mucha frecuencia, conviene repasar lo que les preocupa para ver qué le está causando esa angustia. Si la pesadilla es sobre un evento traumático que el niño realmente ha presenciado como por ejemplo un accidente en la carretera, puede ser un síntoma de estrés postraumático y hay que consultar con el pediatra. Incluso nuestro hijo puede tener pesadillas recurrentes sobre un hecho que no han presenciado como una bomba, un terremoto o un incendio que han visto en la televisión y de los que podemos hablar con ellos para que normalicen sus temores. Las pesadillas no se pueden prevenir. Los padres solo podemos intentar que duerman lo suficiente, eliminar situaciones de estrés y mantener las rutinas.
Escuela Infantil Pequelandia
Escuela infantil y guardería en León.
Fuente :Revista saposyprincesas.com