En el post de hoy, te hablamos de algo que nos parece bastante complicado, como reconocer los miedos y fobias den los más pequeños de la casa.
El miedo es una emoción normal que puede ayudar y enseñar a los niños a ser más cautos. Lo nuevo asusta e intimida hasta a los adultos nos pasa. Por eso, es normal que durante la infancia generemos este tipo de respuesta hacia estímulos que no conocemos. El papel de los padres en este caso es el de ayudar a los más pequeños a superarlos y a sentirse seguros en su entorno.
¿A qué le suelen tener miedo los niños?
Es muy común para los bebés de 8 meses de edad en adelante sentir ansiedad al encontrarse con caras nuevas, ya que es a esta edad cuando empiezan a reconocer los rostros de las personas; por eso, las caras nuevas les pueden generar miedo.
Hasta los 3 años de edad, muchos bebés y niños sienten ansiedad cuando tienen que separarse de alguno de sus padres. Entre los 4 y los 6 años, se desarrollan más miedos a cosas “irreales” como monstruos que se imaginan, pudiendo provocar pesadillas nocturnas.
A partir de los 7 años de edad, el tipo de miedo más común es el miedo a peligros de la vida real, como que los vaya a raptar un “hombre malo” o que se puedan encontrar en algún tipo de catástrofe natural, mientras que en la preadolescencia y en la adolescencia se desarrollan miedos sociales como su aspecto, su posición en la sociedad o cambios de escuela/instituto.
¿Miedo o fobia?
Como ya hemos mencionado, los miedos son algo muy común que forma parte del desarrollo psíquico en los más pequeños. Con un poco de ayuda de sus padres, los niños van superando estos miedos de forma natural a medida que va pasando el tiempo.
En muchas ocasiones, las fobias y ansiedades son miedos irracionales y desproporcionados de gran intensidad que pueden repercutir negativamente a nivel personal y familiar.
No hay que confundirlas con miedos comunes como pueden ser los miedos médicos que los niños relacionan con dolor físico, procedimientos médicos desconocidos, inyecciones y un largo etcétera. Normalmente, estos miedos y temores infantiles desaparecen por sí solos sin tratamiento profesional a medida que los niños maduran. Sin embargo, si se desarrolla una fobia necesitará un tratamiento específico ya que no desaparecerá por sí sola.
Consejos para lidiar con miedos y fobias en la infancia
- Adoptar una actitud comprensiva como adultos, sin llegar a tolerar de manera excesiva caprichos u ofrecer ventajas desmesuradas sólo para hacer que el niño se sienta mejor. Es importante seguir manteniendo una rutina estructurada para no perpetuar el miedo como herramienta para conseguir lo que se quiere.
- No usar los miedos de los niños como coacción para controlar su comportamiento. Frases como “si no te portas bien, llamo al coco y te lleva” pueden dar resultado en el momento, pero pierden efectividad rápidamente y pueden provocar problemas mayores a largo plazo. En su lugar, recomendamos el refuerzo positivo, que hará que el niño comprenda que portarse bien tiene más ventajas que portarse mal.
- Relacionado con el consejo anterior, es conveniente entrenar al niño en la valentía, sobre todo en situaciones que le provoquen miedo. Los elogios y ánimos verbales, chocar los cinco y otros tipos de apoyo resaltarán estos comportamientos valerosos y convertirán la experiencia en algo positivo.
- Modelar el tipo de comportamiento que queremos que tenga nuestro niño. Como adultos, también tenemos miedos y temores. Como ya sabemos, los niños son un espejo de su entorno, por lo que deberemos darles un buen ejemplo y mantener la compostura adecuadamente.
- Evitar riñas y discusiones si el niño finge, miente o le da una pataleta como estrategia para evitar situaciones temidas. Hay que tener paciencia y, en su lugar, elogiar los comportamientos que queremos que se vuelvan a producir.
- Mantener la calma cuando el niño muestre síntomas de miedo. Habrá que aportarle seguridad y evitar que se altere más restándole importancia a las manifestaciones de temor, centrándonos en otras cosas.
- Recurrir al juego y al humor en circunstancias de temor. De esta manera, distraeremos al niño de lo que le atemoriza y podremos conseguir que no asocie sentimientos negativos con la experiencia.
- Realizar cambios de manera gradual para dar un margen de tiempo que le permita al niño ajustarse a estos cambios.
- Monitorizar bien la actividad de los niños en internet y el contenido que consumen. Muchas veces, los miedos se adquieren mediante la observación de experiencias atemorizantes, aunque no sean ellos los que las vivan directamente.
Ante todo, recomendamos que observemos bien a nuestros hijos para poder diferenciar los miedos comunes de las fobias. Para una fobia, estos consejos no servirán de suficiente apoyo y sin ayuda profesional, puede tener repercusiones negativas en el niño y en su entorno, así como en su desarrollo cognitivo.
Fuente : GEU EDITORIAL BLOG
Blog Escuela Infantil Pequelandia
Escuela Infantil y Guardería en León